viernes, 8 de octubre de 2010

Dejar de quererte, antes de que sea rutina


Nos perdimos en un simple: do re mi, y siguen sonando las teclas de un piano perfectamente destrozado, se escucha una canción desgarrada, entre fuego y lagrimas, pero no detienes en ningun momento la melodia. Te pido entre gritos sordos que te detengas, pero me atraviesas como una espada afilada de lado a lado sin remordimientos, mientras continuas con tu dulce y venenosa melodia. Aguanto el dolor que produce el sonido que trasmiten tus notas, permanezco a tu lado, mientras sangran mis oidos, sigo estando aqui, pero ignoras mi presencia. No se si duelen más las notas puntiagudas que se clavan en mi pecho, o el frio que me causas al no escuchar otra cosa que no sea tu puñetera canción, desear que se acabe, y por fin escuchar tu voz. Tu voz, es la única melodia que quiero escuchar.

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