lunes, 3 de diciembre de 2012

Like last night

"Creo que somos algo más que piel y huesos". Tus ojos tenían toda la razón del mundo en ese instante, eramos algo más que una sensación momentánea. Iba a echar de menos el tacto de tu espalda, las caricias de por la mañana al despertarme tiritando de frío. No sé en que punto estoy ya, creo que he vuelto a perderme. Ya ha llegado el invierno y mi punto de apoyo va cubriendose de una impoluta escarcha. Pero necesito tiempo, y estar sólo para comprender algo que se me escapa, tú me has dado la pista, y yo ahora he de encontrarme. Gracias por recordarme que soy algo más que piel y huesos, que soy algo más que se pierde con el tiempo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Pensamientos de un suicida.

Tengo que hacerlo. Se acabó, se acabó. Hoy es el día en el que pondré fin a todo esto, ya basta de tanta tortura. Hoy, daré paz a mis pensamientos, me daré un respiro eterno. Tengo que hacerlo. Voy a saltar. Sin pensarlo más, voy a saltar. Tengo que hacerlo. No puedo más-cobarde-. ¡Basta! Se acabaron más mentiras, las caretas, los días así. Tengo que hacerlo. Dejo atrás mucho que he soportado, pero lo voy a hacer. Tengo que hacerlo. Es un institnto, que me llama, que me impulsa a lanzarme de lleno al vacio. Ese vacío que tanto tiempo llevo esperando. Y esta vez si. Voy a hacerlo. Tengo que hacerlo. Lo haré, y después sentir volver a nacer, resucitar. Durante la caida sentiré como en muchos de mis sueños que se para el tiempo una milésima de segundo, y después, muy despacio, mi pecho se irá hinchando, poco a poco. Y sentiré de golpe paz. Paz. Silencio. Tranquilidad. Libertad. Pero sobretodo, paz. Dejaré de escuchar mis pensamientos cada segundo- cobarde, ¡Cobarde!- Tengo que hacerlo. Voy a hacerlo. Voy a decirte por fin que te quiero.

jueves, 4 de octubre de 2012

Un pequeño sorbo al vaso caliente; las nueve.

Déjame pensar un instante en la última vez, y entonces recordaré que no existe, que me invento esa "última vez". Y es que no existe la última vez que te miré a los ojos y no vi otra cosa que no fuese vacío, infinidad. Ni última, ni primera. Y decides, y te equivocas, y al pensarlo te da rabia no haberlo pensado más antes. Y vuelves a tropezar con esa puta piedra, le das una patada. Pero volverá, "la última vez" volvió, estaba ahí. Te sientas a esperar, como siempre, a que vuelva, aun que sabes que si no te levantas no te vas a volver a tropezar. Pero aún así esperas paciente, por decirlo de alguna manera claro. Te hipnotiza el jodido "tic tac" del reloj imaginario, y esperas.. y esperas... a que vuelva. Roza como flecha el pensamiento. Sigues esperando. Duele esperar ¿sabes? Tic. Tac. El puto tiempo, tanto lento tanto rápido cuando quiere. Tic Tac. Y sigues sin hablar, háblame, dime algo. Tic tac. 
Y es que cada uno decide como invertir su propio tiempo. Lo malo es que yo quiero invertirlo siempre en ti.

martes, 28 de agosto de 2012

Estás


Te veo en sus ojos reflejada. Cada vez que la veo, un cálido recuerdo me abraza, una poderosa sensación que consigue derrumbarme. No estás, eso lo sé. Pero no puedo evitar revivir en ella tus recuerdos. Vives anclada en ella, en mí y en todos al mismo tiempo. Vacio, oscuro vacio repleto de la inmensa nada. Y duele, y pasan los minutos echándote de menos. Y llueve, tanto que casi no puedo ver el cielo aún nublado. Y digo ahora lo mucho que te quiero. Y la falta que me haces. Y que cada vez que la veo, siento que me miras a través de sus ojos. Y te quiero.

sábado, 25 de agosto de 2012

Si. Y no.


Rodaba cuesta abajo por la colina de detrás de casa. El roce de la hierba y del rocío de madrugada era agradable contra mi piel. Era como volver a nacer y ver por primera vez los ojos de tu madre. Era como caer en forma de lluvia una tarde de verano.  No sé si lo describo bien, pero era una sensación como nueva, aun que no lo fuese. Era revitalizante y feliz. Si, feliz. Esa era lo que me producía, felicidad. Un fuerte torrente de energía choco contra mi pecho convirtiéndome en millones de carcajadas que rompían el silencio del crepúsculo. Me importaba bien poco lo demás, estaba feliz. Que recuerdos. Subía, y rodaba. Estallando una y otra vez en dulzura. Y subía, y rodaba. Hasta que deje de subir. Me quedé bajo, y dejó de amanecer.

viernes, 17 de agosto de 2012

Soy, y no soy. Y vuelvo a ser, y lo olvido, y lloro, y me recuerdo. Y dejo de ser, para ser como era.

miércoles, 1 de agosto de 2012


El amor no está en los ojos, sino en el corazón, ni en las palabras, sino en el aire que compartimos al respirar.  El amor esta en tu interior, y no en esa capa exterior que no nos acompañará toda la vida. Estamos componiendo, ensayando para luego improvisar. Y aquí estamos, en mitad de un escenario, siendo protagonistas de nuestra propia vida, sin saber que personajes meter en nuestra obra. Y se baja el telón. Terminó la función. Y ahora no puede parar de llover, estaba escrito en nuestro guión. Ando, ando y ando, ¿y qué sigo encontrándome? Los mismos charcos de agua en los que se derraman por mis ojos, en los que están tu reflejo. Lo necesitamos, todos. Necesito, un final. No me sirven los continuará. Con seguridad, necesito saber que vas a estar. Conviértete en el último punto de ésta historia.

jueves, 28 de junio de 2012

Crece


Cuando somos más jóvenes no nos damos cuenta, pero si te sientas a mirar el cielo nocturno en el banco de un parque, te pasará como a mí. El cielo dejará de parecerte tan infinito, y te fijarás más en los pequeños detalles reales. Se terminarán las pequeñas ilusiones, despídete de los dientes de león, de las estrellas fugaces que ahora se convierten en fuegos artificiales. Y sobre todo, no te esperes ningún tren que coger a punto de partir, y mucho menos un avión. Adiós a las películas, ahora debes mirar a tus pies, y ver el suelo que pisas, repleto de cristales y colillas. Suciedad. Pero no todo es tan horrible, siempre queda un buen libro, siempre y cuando no lo cojas de historias imposibles. Ahora, es cuando te das cuenta que el tiempo pasa para todos, incluso para ti.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Bones and salt

Un pie, y otro. Andaba, caminaba, me arrastraba con lentitud. Me dolía todo el cuerpo, los huesos sobretodo, como si alicates hiciesen presión sobre ellos. Pero no me detenía, seguía adelante, alejándome más y más. Un pie, y otro, sin parar. Hacía aire, un viento helado que hacia que me cansase aún más. Me abrazaba, me acariciaba la cara haciendo que me doliese la punta de la nariz. Pero no me detenía, seguía adelante. Un pie, y otro, sin parar. El fondo, era llamativo, el juego de amarillos y naranjas en el cielo. Unas pequeñas nubes se habían colado en él, y seguían mi misma trayectoria. O era yo el que las seguía a ellas. No lo sé, pero no me detenía, seguía adelante con o sin ellas. Un pie, y otro, sin parar. Me siento, me balanceo sobre el columpio amarillo lleno de tierra. Vuelvo a mirar las manchas cálidas del cielo. El aire se calma, y se vuelve agradable en las piernas. Respiro, como si no hubiese respirado en décadas. Lo disfruto, como quien tras vagar por el desierto renace con la primera gota de agua. Y me levanto, y vuelvo a andar, a seguir adelante. Un pie, y otro, sin parar. Golpeo las piedrecitas, miro a la gente que se mueve rápida, y pienso. Me detengo. Respiro y miro los colores, el cielo, los árboles, los pájaros, el suelo, el agua, las montañas, las casas, mis zapatos, mis manos, mis lágrimas. Un pie, otro pie, sin parar.

sábado, 5 de mayo de 2012

viernes, 9 de marzo de 2012

Necesidad.

Todos pretenden probar su sabor, notar la temperatura y perder el control. Las luces no se quedan quietas a esperar, parpadean y ciegan tu mente, no debes pensar. Menéate “idiota” o tropieza y cae que más da con tal de que llegues mañana a respirar. ¿Quién eres tú? Es lo de menos, sigue alimentando esta sensación de felicidad, estos recuerdos permanentes en el olvido. La rutina rosa y blanca, los colores infinitos que se apagan cuando duermes. Esto no es para siempre, se va tejiendo un telón que caerá cuando menos te lo esperes, pero da igual tu final, lo importante ahora es el azul del cielo que no ves. Imita, copia, plagia, sé originalmente estúpido. Apaga la música, necesito dormir...

viernes, 2 de marzo de 2012

Hoy es de esos días en los que debería quedarme en casa. No pasaría nada, no repercutiría el acto, es más, si, sería lo mejor para todos.

Te echo de menos, te quiero.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Lo reconozco, a  veces soy demasiado exigente. Pero no tengo la culpa de necesitar un abrazo en este preciso momento..

sábado, 25 de febrero de 2012

Días de mierda.

La sensación intermibale de errar, de no dar con una. Pilares que se derrumban con el soplido del tiempo, y..y..nada más. Adiós.


Días de mierda.

viernes, 17 de febrero de 2012

sábado, 28 de enero de 2012

    Echaba de menos el sonido del mar, hacia mucho tiempo que no volvía por aquí a escuchar las melodías de esta playa singular. Necesitaba que el frío rozara mi piel y erizara los pelos del brazo, que produjera ese escalofrío por mi espalda. Me senté en la fría arena, fría arena.

viernes, 27 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

te quiero

    Bajaba las escaleras, como siempre.
    Mentira, ya no será como siempre, nunca volverá a ser como siempre. Ya no.
    He perdido tu voz, ya no escucho tu risa, y necesito hablarte, necesito verte, necesito sentarme a hablar. Necesito contarte mi día, o  mis planes, necesito que opines, que me digas si bien o mal, aunque luego no pensemos igual. Necesito abrazarte, y que me digas lo cansada que estás, lo pequeño que soy, o lo feo que voy en este momento. Necesito que nos riamos de alguien, contarte un secreto. Necesito que viajemos, te lo prometí...iré, te lo aseguro. Necesito verte cada día, necesito tirarme en tu cama diez minutos antes de irme, necesito tu “ideal”, “¿Tú crees?” ya no volverá a darme ninguna rabia, ya no. Ya no, nunca más. Sigues aquí, te escucho, sólo quiero que hables, háblame, por favor...
    Vuelve....
Con el frío duele más..

sábado, 7 de enero de 2012

       No puedo olvidar el frío. No consigo alejar de mi el frío.
     Tragué sin dificultad la pastilla, y tras cuatro pasos me introduje entre las sábanas y edredones. No me sorprendió encontrarme allí al frío, acurrucado en mi espalda. Me hice diminuto. Coloqué una mano bajo la almohada, y la otra entre las rodillas, mientras tiritaba. Mientras el corazón me latía cada vez más y más deprisa, mientras mi cuerpo temblaba y los dientes castañeaban hasta tal punto de romper el silencio de la noche. De romperme en mil pedazos.
      Iba y venía mientras una y otra iban cayendo ya en mi almohada, al mismo tiempo que apretaba los ojos para dormirme antes. Era inútil. Era inútil aquello, y me levanté, medio aturdido me senté a esperar, y a esperar, y a esperar...
       Vuelve...