domingo, 30 de enero de 2011

Iceman

El hombre de hielo. El hombre de hielo es frío, como el más temido invierno que nadie desea. El hombre de hielo es rigidio, fuerte, duro. El hombre de hielo necesita más que una simple llama para poder derretirse por completo. El hombre de hielo no tiene sentimientos, nacio sin ellos, no rie, y sobretodo no llora. El hombre de hielo no siente el dolor, ni tampoco la felicidad, es de puro hielo. El hombre de hielo no soporta las arduas sensaciones de las demás personas, tampoco recuerda, prefiere enfriar cualquier pensamiento que le pueda venir a la cabeza. El hombre de hielo no se siente afectado por nada, es la templanza encarnada en lo trasparente del hielo. El hombre de hielo se alimenta del invierno, de cada ráfaga fría. El hombre de hielo no puede expresar con la mirada la impasibilidad que reina en su interior. El hombre de hielo permite conservar las cosas en su estado para la eternidad. El hombre de hielo, nunca podrá ser más frío que la soledad.

Yo, llegaré a ser ese hombre de hielo.

Haciendo el imbecil.


Te lo voy a describir, aunque en ocasiones no encuentre las palabras para poder expresarlo:

Se marcha el sueño, más bien las ganas de dormir, puedes estar muriendote del sueño, pero no te apetece marcharte por nada del mundo. La boca del estomago se cierra, sientes como cada vez el apetito desaparece, y solo comes en momentos en los que la cabeza te lo permite. Tu mente se vuelve extraña, como si no tuviese ganas de pensar en nada, pero aun así solo tienes un único pensamiento. Los cambios de ánimo se vuelven más radicales, predominando ante todo el de depresión, aparece así una lucha interna por no seguir ese camino, y por no dejar que te altere nadie esa depresión que te acaricia el alma. Intentas convencerte, todos tus argumentos son validos y tienes toda la razón del mundo, pero cuando no discutes con el cerebro, todo sabemos que la lógica no importa. La locura se vuelve dulce, y los sueños e ilusiones son como el veneno que te corroe por dentro matandote lentamente. Es esa sensación de que por dentro estás completamente vacío, totalmente, pero aún así, respiras, ves, sientes el frío en tus manos, el único tacto que reconoces demasiado bien. A veces se vuelve insoportable respirar, deseas con todas tus fuerzas perder el olfato, que nubla tu mente en segundos. Lo días se vuelven eternos, y aunque parezca triste, lo único que deseas es pasarte el día metido entre las sabanas llorando, la cruda realidad. Pero continua esa lucha interna por querer ver el sol amanecer tras esas montañas que dibujas en tu mente, la esperanza de levantarte del suelo. Mantienes el silencio, y cada palabra que tragas es una lágrima más que cae por tu mejilla. Las canciones también son otro elemento que parece cambiar, días en los que una canción que antes podía acabar contigo, ahora, es como si perdiese su sentido. Pero siguen haciendote estallar al fin y al cabo. Y... lo siento, pero no puedo seguir, no encuentro más palabras.

PD: Perdón.

Ojala pudiese odiarte

Muerto en vida.

No sentir el cuerpo, no encontrar ningún diminuto punto de luz. Total y completa oscuridad abrazandome, una sonrisa camuflada por un manto humedo repleto de tristeza. Las cuerdas rotas de un violín que ha sido lanzado contra las pupilas del alma. Un tiempo relativo, junto a un sol que congela los días más calurosos. Un camino intermible, compuesto por un delicado hilo inestable repleto de adversidades. Un cielo cubierto por las nubes de tormenta, avecina el fin. Ya está aquí...

viernes, 28 de enero de 2011

Again

Hacía bastante frío en aquella tarde. Me levanté y me dirigí hacia el antiguo baul que tenía en mi pequeña habitación. Me sente con las piernas cruzadas frente a él, mirandolo con delicadeza sus pequeños grabados de hojas y de relieves sin sentidos. Me recorrió un pequeño escalofrío por todo el cuerpo. Abrí el baul lentamente y miré con detenimiento su interior, entonces, como un gran relampago que me atraviesa, a la mente me vinieron segundo a segundo como imagenes que ves antes de tu último suspiro, todo un cúmulo de vivencias. Sacudí la cabeza con energía e introduje las manos con precisión entre tantos enreos que allí se encontraban. Sabía bien lo que andaba buscando, y lo encontré enseguida. Allí estaba, enfrente de mi, otra vez, esperandome. Tan metálica, de un color plata que brilla por si solo. Tan fría. Aquella caja me había prestado su ayuda tiempo atrás, y había tomado la decisión de volver a recurrir a ella, ahora vacía. Pasee mis dedos sobre ella. Sentía miedo, en aquel momento me invadió el miedo, calado hasta los huesos. ¿Estaba seguro de lo que iba a hacer? Sabía que cuando quisiese podría retroceder y volver a donde me encuentro, pero aun así, no estaba seguro de si quería hacerlo. Pero no lo pensé dos veces, y abrí la caja. En un instante, toda la habitación se enmudeció, y perdí la voz por un instante. Ya está, suspiré aliviado. Deje la caja otra vez en su sitio y me levante a mirarme al espejo. Fin, punto y a parte, pensé varías veces. Ahora vuelve a estar llena la caja, repleta de cada uno de los sentimientos que he depositado en ella, odio, tristeza, amor, alegria... todos y cada uno.

Clavé mis ojos en los de mi reflejo, y aparté una estúpida e insignificante lágrima de mi mejilla, la última que vería en un tiempo.

jueves, 27 de enero de 2011

Recordad de vez en cuando, te devuelve a la memoría que no has llorado por nada todas esas noches...
Empezar de cero.

Inventaré verdades:

¿Lo recuerdas?

¿Recuerdas cuando estabamos sentados debajo de aquel árbol gigantesco, y allí me quede durmiendo sobre tus piernas? ¿O te acuerdas de cuando estabamos paseando por la calle y se me cayó el helado, y me diste el tuyo? ¿De aquella tarde hablando y hablando sin parar de cada tontería que nos venía a la mente? ¿De todas esas horas callados y mirandonos a los ojos? ¿De todas las llamadas absurdas por la noche solamente para escuchar nuestras voces? ¿De cada segundo efímero que hemos pasado abrazados? ¿De aquel viaje fantástico que hicimos por Roma? ¿Recuerdas de aquel día lluvioso que nos pusimos a bailar como locos por las calles? ¿Recuerdas aquel beso? ¿Recuerdas todas esas horas perdidas por los tontos enfados? ¿Y te acuerdas de como solíamos arreglarlo? ¿Te acuerdas de como me hacía sonreir que me guiñaras un ojo? ¿Te acuerdas de como reías cuando no podía parar de reirme? ¿Te acuerdas de como viniste a mi lado cuando estuve llorando? ¿Y cuando no te solté cuando querías lanzarlo todo por la borda? ¿Te acuerdas de aquella puesta de sol que nos impacto en "nuestra" playa? ¿Recuerdas como prometiamos llegar algún día a la Luna? ¿Y de cuando queríamos desaparecer un ratito de este mundo y perdernos solos por cualquier parte? ¿Recuerdas cuando planeamos nuestro futuro? ¿Recuerdas cuando te solía susurrar "te quiero" y tu enloquecías? ¿Lo recuerdas?

Son todos los recuerdos que inveté para mi, y que no puedes recordar.

miércoles, 26 de enero de 2011

you're lovely

Play.

Le das inconscientemente a la canción, sabiendo ya de antemano lo que ocurriría. Comienza así esta desagradable actuación.

Una palabra tras otra suenan, componiendo lo más bello y terrible que puedas escuchar en tu descuidada vida. Palabra tras palabra entran dentro de ti, haciendo aflorar un pequeño escalofrío que recorre tu espina. Continuas. Ya han sonado unos escasos minutos, y ya empiezas a sentirlo. Termina la canción.

Replay.

Vuelves a darle a la canción, sin importante nada más en la vida que volver a escucharla. Ya es demasiado tarde, se ha enganchado a ti con tal fuerza que solo tú podrás acabar con ella. Si asi lo deseas.

Empieza de nuevo la canción, repitiendo cada una de las palabras que ahora tarareas inconscientemente. Salen lentamente de ti, al mismo compás. La sensación. Ahora se intensifica con cada segundo que sigue sonando la melodía. Cierras los ojos un instantes y rápidamente los abres. Sigues tarareando la canción. Los ojos empiezan a humedecerse, ya estás a punto de estallar. Termina la canción.

Replay again.

Una vez más, y por última, escuchas otra vez la canción. La última gota que colma el vaso que estás a punto de derramar por tu rostro. Así termina, así finaliza.

Tus palabras y las suyas empiezan en una coordinación inimaginable, pero cuando llegas a los pocos segundos, tu voz empieza a quebrarse. No puedes aguantarlo más. La canción ha conseguido su propósito, y ahora estás hecho añicos. Cada letra de cada palabra golpea tu pecho produciendo lágrimas, que caen con delicadeza por tus mejillas. Tiemblas. No es el frío, y aprietas el puño contra la mesa. Cierras los ojos con rabia, dejando que la canción invada cada rincón de tu ser. Más y más lágrimas que no apartas. Continua la canción y no puedes casi respirar, cuando estás a punto de romperte en mil pedazos... termina. Ya ha acabado la canción.

STOP.



martes, 25 de enero de 2011

Uno más, hasta que sea uno menos.


Una aguja inocente dió de lleno en él, produciendole un leve dolor y un par de gotas de sangre. Se paró en mitad de la nada, y miró hacia el cielo infinito. Otra aguja volvió a caer, a corta distancia de la anterior. Soltó un pequeño quejido y siguió el camino. A cada paso que daba tres agujas se hincaban en él, sin dudar. Aceleró el paso, pero entendió que aunque corriera, el número de agujas era mayor a cada segundo. Sin fuerzas fue arrastrandose casi desangrado por el interminable y pedregoso camino. Hasta que no pudo más, y se quedó a esperar el final de aquella terrible pesadilla. Completamente cubierto de nieve, allí yacía otro más de aquellos "heroes" que habían perecido con el filo de su daga.

lunes, 24 de enero de 2011

Vuelta a empezar. Pieza a pieza despedazas el rompecabezas. Pieza a pieza, pieza a pieza...
"Siceramente, si."

Así le respondí, lo huebiese preferido la verdad. Reino del silencio y sellada la luz. Nadie, absolutamente nadie tenía razón, y por mucho que quieran tenerla, no la obtendrán... lo siento mucho. Sin nada más que decir... volviendo otra vez al origen.

sábado, 22 de enero de 2011

El frío.

Su madre seguía preocupada. Sentada a los pies de la cama esperando a que Daniela pronunciase alguna palabra.

Había pasado ya varías horas desde que llegó a casa, y seguía ahí, tumbada mirando la pared, con los ojos cerrados,los brazos pegados al pecho, y las piernas encogidas. No había abierto la boca todavía, y su madre ya no sabía lo que hacer. "Daniela, por favor, ¿qué te ocurre cariño? No puedes estar así". Había repetido miles de veces, pero Daniela parecia ausente, como en otro mundo, como si solamente su cuerpo siguiera en aquella minuscula habitación, y su mente estuviera en otro lugar muchísimo más alejado de allí. Su madre paso su mano por su espalda, fría como como el hielo, aun estando a 27 grados y en verano. No podía comprender que estaba sucediendo.
Se aproximo más a ella, y la abrazó suavamente, rodeandola y susurrandole al oido que ya pasó todo. Y entonces se asustó. Daniela estaba completamente congelada de pies a cabeza, pero podía sentir un leve latido en lo más profundo de su interior.

"¡DANIELA, DESPIERTA DESPIERTA! debemos ir al médico, tu no te encuentras bien, estás demasiado fría!"

Su madre la cogio y la llevo en brazos para llevarla al coche, entonces, Daniela abrió ligeramente la boca y dejo pronunciar un casi inaudible murmullo.

"Mamá... ¿sigo viva todavía?"

A lo que su madre respondió: Claro cariño, pero ¡¿qué tonterías estás diciendo?!

"Es que, siento mucho frío mamá y ya no siento como late el corazón..." Fueron las últimas palabras que pronunció antes de perder el conocimiento.

jueves, 20 de enero de 2011

you are light


Puedo trazar el más perfecto y brillante de los planes. Puedo planear el más sublime de mis viajes. Puedo viajar a traves de la más dulce melodía. Y puedo convertir en canción cada fotografía. Puedo fotografíar el más bello momento. Puedo en un momento perderme en un sueño. Puedo soñar que estoy viviendo un cuento. Puedo volver en un cuento, el más terrible de los problemas. Puede un problema, hacerme sucumbir a sus tinieblas. Puedo surgir de las tinieblas como heroe de pelicula. Puedo filmar la más increible historia. Puedo volver una historia surrealista, en tierna realidad. Puede la realidad hacerme añicos. Puedo construir con cada pedacito una fuerte muralla. Puedes destruirla con solo una palabra.
My heart stops when you look at me

shoot-me



Pongamos el contador a cero. Derramemos todo el agua de un vaso, y volvamos a llenarlo. Movamos las agujas del reloj hasta las doce en punto. Nazcamos de nuevo, sentir la primera vez que nuestros pulmones se llenan de aire. Romper un jarrón, hacerlo estallar en mil pedazos.


Continua la sangrienta guerra por hacerle caso a la cabeza. Te levantas sin ganas, y te obligas a escuchar canciones que te hacen evitar caer en una interminable depresión. La rutina parece calmar el dolor, te hace distraerte de tus pensamientos por un instante, para volver más tarde. Como dice la canción: "las nubes se van, pero el sol no regresa". Te convences, parece que si, pero realmente, son instantes enlatados de felicidad...

ya no brilla el sol en mis mañanas.

domingo, 16 de enero de 2011

sábado, 15 de enero de 2011

Dulces amargos.



Una de las cosas, que más me gustan en esta vida es: escuchar una canción triste, cantarla, y ponerme a llorar al trasmitirme tanto dolor. Lo peor es que no es ironia.

Barco de papel

El sol dió de pleno en mis ojos al despegar los párpados. Pequeñas nubes blancas decoraban el gran lienzo azul, volviendolo mucho más grandioso. El choque de las olas con el barco se complementaba con el rítmico bai ben. Se estaba produciendo un delicado baile marítimo al que yo era invitado. El sol. Calentaba cada milimetro de mi piel con lentitud. Sensación agradable. De pronto una ligera y sutil brisa arremolinea una mecha de mi pelo que aparto de la cara. Vuelvo a cerrar los ojos y me concentro en el tímido oleaje que relaja y apacigua mi mente. "El paraiso", llegué a pensar por un instante. Me acerco a la barandilla y miro temeroso al oscuro mar. Consigue hipnotizarme. Recordandome con violencia mi historia. Oprimo con fuerza la bara metálica y me obligo a regresar a la realidad. Me giro y levanto la cabeza. El sol sigue ahí.

viernes, 14 de enero de 2011

Jueves.

Lo has conseguido jueves... lo has hecho, justo, un cuarto de hora antes. Ya empezaba a creermelo, te felicito.


Y si me preguntas el por qué, me reiré, y no sabría responderte sinceramente. Yo tampoco termino nunca de entender nada, y quizás no tenga un porque claro, quizás esto es así porque si, y sea para el resto de mi vida. Hay momentos en los que me supero, y me encanta. Ahora vuelvo a caer... y caer.
Me niego, me niego y me vuelvo a negar. Que no me da la puta gana. Sonriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiie.

Embotellados en papel

Vuelvo a mirar el reloj, las 22:17. Dirijo otra vez mi mirada hacia la chimenea. Con los ojos fijos en las lenguas de fuego, veo como las llamas bailan vivas entre si. Empieza a quemar la mirada. Recojo otra lágrima con el indice y la deposito sobre la parte de atrás de la fotografía que sostengo en mis manos. Vuelvo a mirar el reloj, las 22:19. Me he dado cuenta de que el tiempo está pasando lento. Agarro el vaso con agua y la pequeña pastilla que le acompaña. Introduzco la pastillita entre mis dientes e ingiero el agua con calma. Siento como la pastilla naufraga entre el agua por mi garganta y se pierde en la boca de mi estomago.. Cierro los ojos y descanso mi nuca sobre el sofa. Lleno completamente mis pulmones de aire, aguanto unos instantes, y lo expulso con fuerza. Oprimo con el pulgar y el indice la endeble fotografía, y aprieto con rabia los dientes. Me incorporo y vuelvo a fijar mi vista de nuevo en el fuego intenso de la chimenea. Miro otra vez la foto, y clavo mis ojos en los suyos, tan profundos como un pozo. Me produce un nudo en el estomago. Formo una pequeña bola mal hecha con la fotografía y la lanzo contra la pared, cayendo en el gran charco que queda en el suelo. Me levanto. Me dirijo hasta la puerta y salgo a la lluvia. Pego un portazo.

jueves, 13 de enero de 2011

Calzarme los pies en las manos, y ponerme a bailar.

Llámalo, dolor:

Las 18:37. Han pasado practicamente dos días y sigo aquí encerrado bajo un monton de mantas. Mis ojos ya se han acostumbrado a la oscuridad y mi respiración consigue el oxígeno necesario bajo todo el montón para no tener que salir a la superficie. Sigo en la misma posición que cuando entré. Incluso creo que me he vuelto mucho más pequeño desde entonces, a mis brazos ya no les cuesta aferrarse a mis piernas. Hay instantes, en los que no siento mi cuerpo, creo que empiezo a desvariar. Noto como con cada respiración que doy, que pequeños granitos de polvo se introducen dentro de mi. Y siento como se quedan estancados en mi garganta. Vuelvo a sentir otra vez este dolor intenso en el pecho. No se cuantas veces van ya, pero cada vez son más fuertes. Cierro con fuerza los ojos, y oprimo con rabia mis piernas intentando hacerme mas daño en ellas que el dolor que me produce el pecho. Pero no lo consigo. Ahogo un grito estúpido, y poco a poco se va calmando el dolor. Lentamente dejo de sentirlo. Rozo con la punta de la nariz el colchón humedecido por las lágrimas. Mi mofletes arden de nuevo, y empiezo a convulsionarme. Se nubla mi mente, solo puedo recordar escenas y escenas de mi vida que pasan con velocidad. Fuego, azufre y cristal. Paso mi lengua por mis labios resecos por no haber probado el agua. Sabe a sal.
Parece que esto no tiene solución, y cada día mi cabeza va a peor. Me estoy volviendo loco. Empiezo a perder el sentido de todo... de todo.

martes, 11 de enero de 2011

¿La gracia? Que tenías razón desde un principio Samuel, jodidamente, tenías razón. Y ahora ves como poco a poco se cumple todo lo que tenías predicho, como fichas de domino cae una tras otra dejandose entre ver tu predicción. Ya lo sabes para la próximo, evitarás más de una.

lunes, 10 de enero de 2011

No quiero volver a la rutina, ya se lo que me espera... y sinceramente, no quiero, esto me va a costar demasiado aunque ya lo haya podido llevar. Otra vez a empezar, otra vez... fue bonito mientras duró.

prefiero caminar..

Yo sin tanto que decir, ni tanto que callar, empezandome a creer mis mentiras...

domingo, 9 de enero de 2011

sábado, 8 de enero de 2011

...

¿Cuantas veces van ya Samuel? ¿Esta es la cuarta vez? Creo que si... y aun te preguntas, aun te sigues preguntando porque pasan estas cosas. Quizás no tenga explicación, o quizás si, es lo que me digo desde siempre: el culpable soy yo.

Y no, no me quiero hacer la victima de nada.

...

Aunque cueste... es lo mejor.

silence

Y me lo merezco... y es poco... y no hay nada más que decir.

Fin.

miércoles, 5 de enero de 2011

Mal sabor de boca.

Quema el aire que respiro, la ceniza se queda arrinconada entre los parpados, y veo con dificultad desde aqui diversas lenguas de fuego que vienen en mi busca. Peor que el infierno podríamos decir. Hace calor, si, noto como se deshace mi piel lentamente, los poros se van abriendo uno a uno y el humo se introduce en ellos sin dudar. Comienza una ligera molestia en la boca del estomago, que va intensificandose poco a poco. Se mueve, juega por todo mi cuepo y llega hasta la altura del pecho, donde noto que la respiración se entre corta y se vuelve pesada. El dolor insoportable se establece en mi corazón, llevo mi manos hasta el pecho como si quisiera arrancarmelo de cuajo. Desplomo mis rodillas en el suelo, y me rio a carcajada limpia como un loco. Ya ha caido la primera lágrima de sangre.

ilusiones.

Otra vez esta sensación, mantener la mente en blanco con esfuerzo, y no escuchar nada más que tu valanceo en la silla. Evitas pensar, otra vez, recuerdas esto, si, ya ha pasado otra vez por esto, el no creerte y no aceptar la verdad la cual estabas ya preparando antes de caer. Pero vives de las ilusiones, naciste iluso, moriras iluso y por ellas, te matarán. Así de alto te hacen llegar, para luego un día de pronto, caer. Vuelves a estar en el suelo, viejo amigo, realmente nunca has dejado de estar aqui, pero soñar te hace tocar las nubes por un instante. Que lástima... Cuesta luchar por no pensar, el mantener el antifaz un rato más.

Es genial.

¿Sabes que hacemos siempre cuando vemos que se rompe nuestro corazón? Construimos con cada pedacito que nos queda, una puta coraza que nos protegerá de terminar de destrurnos por completo. Para eso sirve nuestro corazón.

Nothing

Me encanta como mi mente me engaña tanto. Alucinaciones, espejismos, sueños que se acercan hasta el alcance de tu mano y desaparecen después. Como si nunca hubiesen existido. La desesperación corre por las venas, la necesiadad de encontrar una respuesta ya. ¿Es todo una ilusión, o por una pequeña posibilidad es real...? no se si estoy soñando despierto. Esto es de locos. No entiendo nada ya, y no parecen aclararse las cosas. No es miedo a saber la verdad, es miedo a perder esas alucinaciones que me mantienen vivo...

domingo, 2 de enero de 2011

Nuevo propostio para este año:

Dejar de sentir tan fuertemente la música.

Mi vida es un tunel sin tu luz.

Ahora negro. Luego blanco. Después negro. Otra vez blanco. Negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco negro blanco...


... finjo que no me gusta estar contigo.