jueves, 30 de septiembre de 2010


Arrástrame hasta tu cama, que hoy no me apetece pensar, quiero sentir tu aliento chocando contra el mio, mientras nuestras pulsaciones se aceleran con el contacto de nuestros cuerpos. Mientras tanto, dejaremos que nos vea la luna por la ventana, y el frio viento nos acaricie cuando entre por ella, y lo volveré entonces una escusa para servirme del calor de tu abrazo. Quiero que permanezcamos toda una noche eterna pasando las horas hablando, y contarnos miles de secretos entre beso y beso, para que más tarde me sorprenda un amanecer lleno de lagrimas, en el cual, tu ya te has marchado. En el cual, tu nunca habías estado.

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