martes, 25 de enero de 2011

Uno más, hasta que sea uno menos.


Una aguja inocente dió de lleno en él, produciendole un leve dolor y un par de gotas de sangre. Se paró en mitad de la nada, y miró hacia el cielo infinito. Otra aguja volvió a caer, a corta distancia de la anterior. Soltó un pequeño quejido y siguió el camino. A cada paso que daba tres agujas se hincaban en él, sin dudar. Aceleró el paso, pero entendió que aunque corriera, el número de agujas era mayor a cada segundo. Sin fuerzas fue arrastrandose casi desangrado por el interminable y pedregoso camino. Hasta que no pudo más, y se quedó a esperar el final de aquella terrible pesadilla. Completamente cubierto de nieve, allí yacía otro más de aquellos "heroes" que habían perecido con el filo de su daga.

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