sábado, 26 de marzo de 2011

No van a responder todos tus por qué que tanto deseas encontrar. Solo imaginarás, el hipotetico caso de que ojalá, por una reducida posibilidad tengas toda la razón del mundo. Y dolerá tanto la duda, la rabia de no encontrar la respuesta, que desearás que acabe el mundo, explotar en un instante y sentir la nada en todo su explendor. No sentir ni dolor ni felicidad, sin necesidad de sentir. Perderás más de una vez la cabeza, quitando toda la importancia en escasos minutos en los que te reiras del mundo como nadie, en los que te repetiras mil veces lo gilipollas y tonto que has sido, y encontrado de casualidad la respuesta de tu por qué, que se irá desvaneciendo lentamente, hasta que desaparezca.

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