lunes, 22 de noviembre de 2010

Y qué


A la lluvia le cuesta caer. Tras mi garganta calcinada por los restos de ceniza que deja la noche. Los rios ya no suenan, y el viento poco sopla. Casi es imperciptible la timida risa del tiempo. Se entaponan los oidos de tanta sal del mar. ¿Qué viniste a buscar, mi señora? Usted, toda poderosa parca que aparece sin ser llamada.


Rompieron el lienzo que nunca se terminó de pintar. Arranqué y trague las páginas de un bonito comienzo, y prendí fuego a todo final. Dame la mano, estamos igual de perdidos, ¿no? pero no te garantizo encontrar una salida. Salta, no temas, abajo no te espera nada. Ya te lo dije, no te garantizo nada. Lo tomas o lo dejas.


Salté primero, y no viniste después

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