El blanco empieza a tomar color, y el negro, sigue con su sublime racha. Mientras estos colores captan mi atención por un corto periodo de tiempo, el impasible negro como tus profundas pupilas, crece indiferente a mi percepción de la realidad, hasta que estalle. Es entonces cuando cubrirá mis ojos con esa gélida benda de tormento. Le faltan piezas al rompecabezas, caen los firmes pilares que soportaban mi sonrisa, se congelan los momentos en pequeñas fotografías... los instantes de lucidez, se trasforman en estrellas fugaces, las ves aparecer y desaparecer subitamente, o directamente: no aparecen. Parece tan poca "cosa" la vida, tan manipulable y a la vez, tan inesperada.
¡Callate! y bésame hasta hartar, quiero beberme tus complejos esta noche.
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