Siempre fue una perdida de tiempo, el pasar los días encerrado en un mundo lleno de estupideces. Tambien, se dice, que disfrutar de los propios días, y pasar de todo aquello que te rodea, se le llama egocentrismo. De toda la vida, dedicarse únicamente a algo, y llegar al punto de obsesionarse, es algo nefasto para uno mismo. Pero no hallarle encanto ninguno a la vida, es sintoma de no saber valorar ni apreciar lo que realmente uno tiene. El que toma decisiones, sabe que se arriesga a perder, y el que no arriesga, no gana. Todos sabemos que el temor es humano, y el amor... y el odio... Y que saber llorar es de valientes. El superarse día a día, es fuerza, es poder. Pero que nadie te exija más de lo que puedes, pues aquí las reglas no las pone nadie. La libertad no tiene precio, y se les niega a aquellos que más la ensueñan. Yo no inventé esa sensación de control, cuando nos damos cuenta de que la vida dura un suspiro. Ni tampoco el miedo que surje ante la idea de perder aquello que tanto queremos conservar. Rectificar es de sabios, y tropezarse de torpes, pero desde pequeño, me dicen que hay que aprender de los errores que tanto rechazamos. Pues a nadie le gusta sufrir, tengo yo entendido. Perdona, recapacita, olvida, que ser ingenuos da paso a los engaños . E ir de listos es el sendero a los silencios. Pocos creen en el destino, que son justo los que dan la espalda a las casualidades. Creas o no, las señales existen, pero has de tener ese "especial" para poder captarlas. Complicado ¿verdad?
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