Para. Para de mirar las fotografías, deja de recordar el pasado que tanto te duele, y de imaginar un estúpido futuro que no se cumplirá. Céntrate pequeño y atolondrado soñador y amante, mira hacia delante, y detente en la siguiente señal. Deja de taparte los ojos y morderte el labio, ya has sangrado suficiente, te mereces que el sol pose sobre ti aunque sea un minúsculo rayo de su luz. Corre, que se te hace tarde, dale la vuelta al reloj de arena, haz tuyo el tiempo que has perdido mirando las blancas nubes, pensando que las pintarías algún día.
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