Una pequeña gota pasó sin preguntar por el puente hasta el otro lado, cayendo sobre la almohada y perdiendose allí con otras tantas. Sentía un gran dolor de cabeza, en los ojos, la mandíbula y sobretodo en mitad del pecho que no le dejaba respirar. Sentía grandes mareos, a veces le fallaban las fuerzas y tenia que apoyarse por no caer. Era de noche, para variar, y aunque el día anterior pensaba que iba a ser su último día, reunió de la nada las pocas fuerzas que le quedaban y se levantó. Pero esta noche ha vuelto a caer. Esta noche ha vuelto a recordar, ha vuelto el dolor...
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