jueves, 20 de enero de 2011
shoot-me
Pongamos el contador a cero. Derramemos todo el agua de un vaso, y volvamos a llenarlo. Movamos las agujas del reloj hasta las doce en punto. Nazcamos de nuevo, sentir la primera vez que nuestros pulmones se llenan de aire. Romper un jarrón, hacerlo estallar en mil pedazos.
Continua la sangrienta guerra por hacerle caso a la cabeza. Te levantas sin ganas, y te obligas a escuchar canciones que te hacen evitar caer en una interminable depresión. La rutina parece calmar el dolor, te hace distraerte de tus pensamientos por un instante, para volver más tarde. Como dice la canción: "las nubes se van, pero el sol no regresa". Te convences, parece que si, pero realmente, son instantes enlatados de felicidad...
ya no brilla el sol en mis mañanas.
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