No sentir el cuerpo, no encontrar ningún diminuto punto de luz. Total y completa oscuridad abrazandome, una sonrisa camuflada por un manto humedo repleto de tristeza. Las cuerdas rotas de un violín que ha sido lanzado contra las pupilas del alma. Un tiempo relativo, junto a un sol que congela los días más calurosos. Un camino intermible, compuesto por un delicado hilo inestable repleto de adversidades. Un cielo cubierto por las nubes de tormenta, avecina el fin. Ya está aquí...
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