Vuelvo a mirar el reloj, las 22:17. Dirijo otra vez mi mirada hacia la chimenea. Con los ojos fijos en las lenguas de fuego, veo como las llamas bailan vivas entre si. Empieza a quemar la mirada. Recojo otra lágrima con el indice y la deposito sobre la parte de atrás de la fotografía que sostengo en mis manos. Vuelvo a mirar el reloj, las 22:19. Me he dado cuenta de que el tiempo está pasando lento. Agarro el vaso con agua y la pequeña pastilla que le acompaña. Introduzco la pastillita entre mis dientes e ingiero el agua con calma. Siento como la pastilla naufraga entre el agua por mi garganta y se pierde en la boca de mi estomago.. Cierro los ojos y descanso mi nuca sobre el sofa. Lleno completamente mis pulmones de aire, aguanto unos instantes, y lo expulso con fuerza. Oprimo con el pulgar y el indice la endeble fotografía, y aprieto con rabia los dientes. Me incorporo y vuelvo a fijar mi vista de nuevo en el fuego intenso de la chimenea. Miro otra vez la foto, y clavo mis ojos en los suyos, tan profundos como un pozo. Me produce un nudo en el estomago. Formo una pequeña bola mal hecha con la fotografía y la lanzo contra la pared, cayendo en el gran charco que queda en el suelo. Me levanto. Me dirijo hasta la puerta y salgo a la lluvia. Pego un portazo.
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