lunes, 13 de septiembre de 2010
Amigo, aquí te escribo
Mantenia sujeto el fragil cordel que sostenia mi preciado globo que me regalaron cuando era muy pequeño. Era totalmente blanco, y tenia dibujado por mi una cara sonriente. No le habia puesto nombre, pero era mi mejor amigo, mi compañero, "que ridiculo", llegaron a pensar muchas personas. Pero el lo sabia todo sobre mi, me escuchaba, me ayudaba, me entendia, hablaba poco, pero esas pocas palabras que me decia, eran como oro para mi. Eramos inseparables, allá a donde fuera, él iba conmigo, fuesen cuales fuesen las circunstancias, él estaba alli conmigo. En los peores momentos, en los mas oscuros de mi vida, el ha estado ahi conmigo. En esas tardes de tormenta, en las que veiamos peliculas de terror y luego nos escondiamos bajo la sabana por miedo a que el tipico asesino viniera a por nosotros. En esos días soleados en los que pasabamos por al lado de un portal, tocabamos un timbre al azar, y saliamos corriendo y nos escondiamos en la esquina a reirnos hasta más no poder. Tardes sentados en la calle, comiendonos el tipico helado de chocolate y vainilla, mientras dibujabamos garabatos en la carretera. Lo que más me gustaba de él, era su infinita sonrisa, esa sonrisa que dibujé un día, y que siempre ha estado ahi. Y llegó aquel día que no esperabamos. El día se presentaba soleado, magnifico, esplendoroso. Salimos a pasear como de costumbre, mi globo blanco, y yo. Y entonces, fué cuando sentimos esa corriente de aire, que me hizo estremecer. El cielo se lleno de nubes, negras nubes de tormenta, y poco a poco empezaron a bañarnos con su furia. Te miré con el miedo reflejado en mis ojos, y entonces, fue cuando vi que tu implacable sonrisa se habia convertido en un negro borrón. Y corri, corrí para ponernos a salvo a los dos, y entonces, por culpa del destino, tropecé en mi camino, y sin querer, te solté. Sigo maldiciendome todas las noches haberte soltado. Sigo acordandome de como aquella tarde oscura de tormenta, te vi alejandote de mi, y como yo entre gritos y lagrimas te perseguí hasta perderte de vista. Adios mi querido amigo, estes donde estes, yo sigo recordandote, y espero que seas feliz y que tu sonrisa haya vuelto a ser dibujada.
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