sábado, 30 de octubre de 2010

Retienes, amontonado detrás de los ojos, el dolor que guardas dentro de ti. Quieres llorar, y morir ahogado en tus propias lágrimas. No te salen las palabras, porque no te queda voz para gritar. Nada es suficiente para seguir, y solo cuando estás apunto de estallar, lo ves todo muy claro. Lo malo, es cuando cierras los ojos, y te niegas a ver. Roto en mil pedazos, no le encuentras sentido a nada, pero no puedes dejar de sentirlo todo. Te repugna ser como eres, hace tiempo que se han escapado, y te has cansado de seguir buscando las ganas de vivir. Los pies y las manos congeladas, pero nunca conseguirán superar a ese escarchado corazón.

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