El doctor entró en la habitación del paciente, sorprendiéndose de lo que vio al cerrar la puerta. Las cuatro paredes blancas como la cal, eran ahora vestidas por caras. Caras sencillas, compuestas por dos diminutos puntos y una linea curva a modo de sonrisa. El doctor se inquietó al ver la infinidad de caras, y después se acercó al paciente preguntando:
-Alex, ¿qué es todo esto de las paredes?
-Caras-respondió tranquilamente dando la espalda al doctor y con el rotulador en la mano.
-Ya.. ya veo, pero, ¿por qué?
-No se, así no me siento tan solo, me hacen compañía, y además, me aportan esa felicidad que por mi solo no soy capaz de generar.
-¿No eres feliz Alex? ¿Por qué?
-Yo lo soy solamente, si los demás lo son, ya que no tengo nada que me haga feliz aquí encerrado. Por ello las caras. Pero, en este momento, usted quiebra mi felicidad.
¿Quiebro tu felicidad? ¿Por qué dices eso?
-Parece usted un filósofo doctor, buscando siempre respuestas obvias. Porque su sonrisa no muestra la felicidad que las caras de la pared. Sí, usted tiene siempre pintada en la cara su sonrisa, pero no siempre las sonrisas son una sincera felicidad. Y la suya doctor, no lo es.
-Alex, ¿qué es todo esto de las paredes?
-Caras-respondió tranquilamente dando la espalda al doctor y con el rotulador en la mano.
-Ya.. ya veo, pero, ¿por qué?
-No se, así no me siento tan solo, me hacen compañía, y además, me aportan esa felicidad que por mi solo no soy capaz de generar.
-¿No eres feliz Alex? ¿Por qué?
-Yo lo soy solamente, si los demás lo son, ya que no tengo nada que me haga feliz aquí encerrado. Por ello las caras. Pero, en este momento, usted quiebra mi felicidad.
¿Quiebro tu felicidad? ¿Por qué dices eso?
-Parece usted un filósofo doctor, buscando siempre respuestas obvias. Porque su sonrisa no muestra la felicidad que las caras de la pared. Sí, usted tiene siempre pintada en la cara su sonrisa, pero no siempre las sonrisas son una sincera felicidad. Y la suya doctor, no lo es.
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