Es posible que pensemos que
nuestro mayor sustento somos nosotros mismos, y puede ser que sea en cierto
modo verdad. Pero también pienso que nosotros mismos somos trocitos diversos,
no sé si me explico, pero considero que hay algo más que “uno mismo” que nos
completa. Nos complementa. Y nos sostiene en los peores de los casos. Es
verdad, que solamente uno mismo tiene el poder de decidir, de pensar, de
actuar, de hablar. Lo influyente de lo que te rodea sólo debe ser una
sugerencia, un susurro que te haga confirmar lo que para ti es evidente, lo que
ya sabías. Pero cuando ese susurro desaparece nos sentimos perdidos. Y a veces
de manera literal. Y no nos damos cuenta que hay necesidades a veces que
superan a respirar. Que hay casos equiparables, hay personas que se convierten
en tus extremidades, en tus sentidos, en tu sangre. Que si nos falta algo
importante cojeamos.
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