Déjame pensar un instante en la última vez, y entonces recordaré que no existe, que me invento esa "última vez". Y es que no existe la última vez que te miré a los ojos y no vi otra cosa que no fuese vacío, infinidad. Ni última, ni primera. Y decides, y te equivocas, y al pensarlo te da rabia no haberlo pensado más antes. Y vuelves a tropezar con esa puta piedra, le das una patada. Pero volverá, "la última vez" volvió, estaba ahí. Te sientas a esperar, como siempre, a que vuelva, aun que sabes que si no te levantas no te vas a volver a tropezar. Pero aún así esperas paciente, por decirlo de alguna manera claro. Te hipnotiza el jodido "tic tac" del reloj imaginario, y esperas.. y esperas... a que vuelva. Roza como flecha el pensamiento. Sigues esperando. Duele esperar ¿sabes? Tic. Tac. El puto tiempo, tanto lento tanto rápido cuando quiere. Tic Tac. Y sigues sin hablar, háblame, dime algo. Tic tac.
Y es que cada uno decide como invertir su propio tiempo. Lo malo es que yo quiero invertirlo siempre en ti.
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