sábado, 28 de enero de 2012
jueves, 19 de enero de 2012
te quiero
Bajaba las escaleras, como siempre.
Mentira, ya no será como siempre, nunca volverá a ser como siempre. Ya no.
He perdido tu voz, ya no escucho tu risa, y necesito hablarte, necesito verte, necesito sentarme a hablar. Necesito contarte mi día, o mis planes, necesito que opines, que me digas si bien o mal, aunque luego no pensemos igual. Necesito abrazarte, y que me digas lo cansada que estás, lo pequeño que soy, o lo feo que voy en este momento. Necesito que nos riamos de alguien, contarte un secreto. Necesito que viajemos, te lo prometí...iré, te lo aseguro. Necesito verte cada día, necesito tirarme en tu cama diez minutos antes de irme, necesito tu “ideal”, “¿Tú crees?” ya no volverá a darme ninguna rabia, ya no. Ya no, nunca más. Sigues aquí, te escucho, sólo quiero que hables, háblame, por favor...
Vuelve....
Mentira, ya no será como siempre, nunca volverá a ser como siempre. Ya no.
He perdido tu voz, ya no escucho tu risa, y necesito hablarte, necesito verte, necesito sentarme a hablar. Necesito contarte mi día, o mis planes, necesito que opines, que me digas si bien o mal, aunque luego no pensemos igual. Necesito abrazarte, y que me digas lo cansada que estás, lo pequeño que soy, o lo feo que voy en este momento. Necesito que nos riamos de alguien, contarte un secreto. Necesito que viajemos, te lo prometí...iré, te lo aseguro. Necesito verte cada día, necesito tirarme en tu cama diez minutos antes de irme, necesito tu “ideal”, “¿Tú crees?” ya no volverá a darme ninguna rabia, ya no. Ya no, nunca más. Sigues aquí, te escucho, sólo quiero que hables, háblame, por favor...
Vuelve....
sábado, 7 de enero de 2012
No puedo olvidar el frío. No consigo alejar de mi el frío.
Tragué sin dificultad la pastilla, y tras cuatro pasos me introduje entre las sábanas y edredones. No me sorprendió encontrarme allí al frío, acurrucado en mi espalda. Me hice diminuto. Coloqué una mano bajo la almohada, y la otra entre las rodillas, mientras tiritaba. Mientras el corazón me latía cada vez más y más deprisa, mientras mi cuerpo temblaba y los dientes castañeaban hasta tal punto de romper el silencio de la noche. De romperme en mil pedazos.
Iba y venía mientras una y otra iban cayendo ya en mi almohada, al mismo tiempo que apretaba los ojos para dormirme antes. Era inútil. Era inútil aquello, y me levanté, medio aturdido me senté a esperar, y a esperar, y a esperar...
Vuelve...
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