jueves, 30 de junio de 2011

La felicidad, no es algo que en esta vida se me esté permitido.

Un final feliz.

Estábamos sentados en el banco de siempre. Estar allí me hacía recordar las veces que quedamos en aquel punto de reunión. Recordar las tardes de aburrimiento que pasamos recostados viendo la gente pasar, y las noches filosóficas que soliamos tener hasta hace bien poco. Hacía rato que se había callado, que había finalizado su discurso con el cual había conseguido hacerme enmudecer. No me miraba a la cara, y yo no podía quitarle los ojos de su cara marcada por una intensa tristeza. Fui a abrir la boca para decirle algo, pero se adelantó y rozando mi rodilla se levantó y marchó calle arriba. Le seguí con la mirada, viendo como se alejaba con lentitud, viendo como sus manos iban y venian hacia su rostro, el cual no había levantado ni siquiera. Seguí mirandole, sin más, hasta que solo era una borrosa silueta entre personas que recorrían la calle. No se que estaba haciendo cuando me levanté, no sé en que estaba pensando cuando crucé la carretera para alejarme de aquel lugar. Alejarme para siempre. Y entonces vi luz, intensa, fría. Todo terminó con sus últimas palabras. “Te echaré de menos”.

miércoles, 29 de junio de 2011

Nos gusta perdernos.

Estaba sentado junto al gran árbol que hay en mi jardín cuando comenzó a chispear. Pensar que mis padres no estaban en casa hizo que me recorriera un gran alivio. Seguía allí sentado, con la espalda apoyada en el tronco que poco a poco iba empapándose. Las diminutas gotas de la pequeña tormenta iban golpeándome con suavidad y calaban con lentitud toda mi ropa. No me importaba. ¿Sinceramente? No, creo que necesitaba más que nunca encontrarme en aquel lugar, bajo esa inminente tormenta. Paseé la mirada por el cielo, ahora de un color cenizo que asustaba. No se veía más que nubes y nubes superpuestas y finísimas gotas cayendo con desgana. ¿Dónde estás? Con aquel pensamiento la tormenta cobró fuerza, y lo que eran gotas difíciles de apreciar, era ahora un torrente imparable. Las gotas chocaban con violencia contra la tierra húmeda, contra los tejados de las casas, contra los coches de las calles. Contra mi endeble cuerpo congelado. ¿Dónde estás? Volví a pensar, sin apartar la vista de mis pies. ¿Dónde estás? No podía dejar de pensar en otra cosa, ni siquiera podía apartar esas dos palabras de mi mente. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? La pregunta golpeaba contra el pecho una y otra vez. Fuera, la lluvia seguía. Dentro los cimientos iban desplomándose sin dificultad alguna, cada parte de mi mente iba cayendo. ¿Dónde estás? Lentamente sentía como una corriente helada iba apoderándose de mí, acariciando mis pies, abrazándome las piernas y finalmente cubriéndome por completo hasta la cabeza. Estaba paralizado, no podía moverme. La mirada se me nubló, no podía ver nada aunque mis ojos desorbitados no habían apartado la mirada de mis pies desnudos. Los cerré de golpe. El tiempo parecía haberse detenido por completo, no escuchaba la lluvia, ni siquiera la sentía sobre mi cuerpo.

Estoy aquí, pensé. Y abrí los ojos.

Retorno a mi caótico mundo.

miércoles, 15 de junio de 2011

domingo, 12 de junio de 2011

jueves, 9 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

En serio, no puedo. No me aguanto, me desespero. No me soporto, no me quiero ni ver en pintura. En serio, estoy muy harto, no puedo... no puedo.

lunes, 6 de junio de 2011

sábado, 4 de junio de 2011

&

Dicen, o me solían decir, que cuanto más estabas deprimido, más fácilmente te salía escribir, explusar en un papel los sentimientos. No sé, creo que no estoy para nada deprimido, y quizás no estoy escribiendo nada que llegue a ninguna parte de lo más profundo del alma del lector, pero creo que tampoco hay que estar sumamente hundido para poder expresar lo que sientes, o bueno, si, quizás, tanta felicidad bloquea incluso hasta no salir las palabras, y sólo te sale sonreir, y ries, y... :)
Samuel, por favor, te lo pido de corazón, en serio, NO PIENSES.

jueves, 2 de junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

Zenet.

Los dos se encontraron en el mismo cuento, los dos se encontraron justo en el momento. Fue un beso de esos que bajan la guardia, fue un beso de esos de darse las gracias, fue un beso de esos de esos que valen por toda la química de la farmacia.

Los dos intuyeron sus ojos cerrados sus bocas pegadas el canso aliento. Fue un beso de esos que cumplen un sueño, fue un beso de esos que son el primero, un beso de esos que ponen contento. Los dos se creyeron "in singing in the rain".

Tan locos saltaron sobre los charcos, tan locos bailaron por los bordillos, tan locos rompieron en mil pedazos la lista negra de sus enemigos. Tan locos saltaron la verja de un parque, a ciegas cruzaron las avenidas, tan locos pensaron hacerse piratas, surcar en velero los mares de China.

Fue un beso de esos que premian las ganas, fue un beso de esos que luego te marcan. Fue un beso de esos de besame mucho, tan locos quisieron perderse del mundo. Tan locos rodaron uno sobre el otro, fue un beso de estos que valen por todo.

Tan locos saltaron sobre los charcos, tan locos bailaron por los bordillos, tan locos rompieron en mil pedazos la lista negra de sus enemigos. Tan locos saltaron la verja de un parque, a ciegas cruzaron las avenidas, tan locos pensaron hacerse piratas, surcar en velero los mares de China.